Este cuento fue galardona en el marco del concurso departamental de cuento "Quindío es otro cuento 2021" y fue escrito por la estudiante María Fernanda García Gaviria de la sede La Divisa.
En el país de las hormigas, Hormilandia, había una vez una hormiguita que quería ser un hipopótamo, porque siempre le habían parecido muy fuertes y grandes, además de que todos los animalitos de la selva les tenían miedo, nervios y mucho respeto. La hormiguita cuyo nombre era Betsy, había comprado todas las revistas de farándula de la selva que hablaban sobre los hipopótamos, los admiraba mucho, tenía recortes de periódicos y los seguía en las redes sociales Facebook e Instagram, hacia videos de Tik Tok imitando a los hipopótamos, bailando y haciendo cosas de animales fuertes. De verdad ella quería ser un hipopótamo. Iba mucho al gimnasio, levantaba pesas, hacía ejercicios, se echaba cremas y se hacía mascarillas para parecerse a ellos porque quería ser un hipopótamo. Cuando salía de la escuela iba a escondidas donde estaban los hipopótamos para escucharlos hablar y escuchaba muy atenta lo que ellos se decían, a veces les tomaba fotos a escondidas.
Las hermanitas hormigas se reían de Betsy y le decían que ella era muy pequeña para ser un hipopótamo, que dejara de pensar en eso, que eso no podía ser y que se pusiera a trabajar más bien. Ella se ponía muy triste porque las hermanitas no la apoyaban en lo que ella quería ser, pero Betsy seguía pensando que algún día no muy lejano iba a ser como los hipopótamos y que si no podía ser grande como ellos entonces sería la hormiga más fuerte de Hormilandia.
Sucedió que un día un hipopótamo salió de su casa en la selva y piso el hormiguero donde vivía Betsy. Las hormiguitas corrían y estaban muy asustadas porque no sabían qué hacer, entonces ella se subió a la oreja del hipopótamo y le decía que no dañara su casa porque estaba aplastando a sus hermanas.
Como era tan pequeña el hipopótamo no la escuchaba. Por más que ella gritaba, moviera los brazos y las patas, Pipo que era como se llama el hipopótamo, seguía aplastando la casa de las hormiguitas.
A Betsy se le ocurrió una idea: se fue hasta un ojo de Pipo el hipopótamo para ver si así la veía y decirle que no dañara su casa, pero como Pipo seguía en lo mismo, Betsy lo pico con sus pinzas tan duro que Pipo salto de dolor, lloró, gritó y salió corriendo dejando de aplastar la casa de las hormiguitas.
Las hormiguitas se pusieron muy contentas y orgullosas de Betsy porque las había salvado. Las hermanitas le dijeron que ella era muy fuerte como un hipopótamo y desde ese día en Hormilandia todas sus hermanitas le decían: “BETSY LA HORMIGA HIPOPÓTAMO”.
FIN
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